top of page
Foto del escritorBebesita

Luchar a Contracorriente

Actualizado: 5 jun 2021


En una de esas visitas que hice a mi hermana Lorena, descubrí algo inimaginable.


En frente de la casa de mi hermana, hay un centro al que van personas discapacitadas. Sabía de la existencia de ese lugar, pero nunca había posado mis ojos en él, no le había prestado atención.


Sentada en el escalón, esperando que me abrieran, vi salir de aquel centro una niña acompañada de su padre. Esta niña tenía una de esas enfermedades raras.

Después averigüé un poco, creo que se trataba de enanismo, talla baja o algo parecido.


Fue en ese momento cuando entendí, que era una estupidez seguir obsesionándome en tener hijos con mis propios óvulos. Tenía que ser realista, mis óvulos no estaban sanos, eran viejos y por cabezonería, podría arriesgarme a tener hijos con alguna malformación o enfermedad.


Entonces me di cuenta, de que ya no merecía la pena tal obsesión. De esta manera, llegaba a mi vida la bendita aceptación. Me costó entender, pero terminé aceptando la donación de ovocitos.


Dicen que cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. Y yo abrí las puertas de mi vida a la ovodonación.


A fin de cuentas, los embriones serían escogidos cuidadosa y minuciosamente, sin ninguna enfermedad.


Ese día, mi cabeza hizo clic.


Durante mi estancia, me topé también con otro caso que me hizo reflexionar.


En el tren, de camino a Sevilla, me encontré casualmente con una joven que llevaba en su carrito a su hijo, enfermo de encefalopatía.


Lo que más me llamó la atención, fueron las incómodas y descaradas miradas de los pasajeros, frente a la ignorancia y el desconocimiento, llegando incluso a sentir lástima y rechazo hacia el pequeño. Tales fueron los comentarios en forma de cuchicheo, que hasta la madre se daba cuenta.


Este episodio no hizo otra cosa, que reafirmar aún más mi aceptación.



Según este artículo: "El envejecimiento ovárico aumenta, por ejemplo, la posibilidad de tener un hijo con síndrome de Down, y hoy en día la única solución es la donación de óvulos, que muchas parejas no aceptan".


Me gustaría dejar claro, que no tengo nada en contra de los niños con síndrome de Down. No lo veo como una desgracia, sino como una bendición, porque esos niños son más agradecidos y cariñosos, que aquellos que no tienen ninguna enfermedad.


De hecho, soy una fiel seguidora de Pepita.




24 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

El origen

תגובות


bottom of page