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Empieza la cuenta atrás

Actualizado: 7 jul 2021


Como anteriormente dije, mi intención era hacerme el test de reserva ovárica porque pensaba que si los resultados eran favorables, podría congelar mis óvulos. Tenía muchas esperanzas puestas en los resultados de dicho test.


Además, siempre había pensado que tuviese o no pareja, ese no iba a ser un impedimento para mí. Es decir, me había llegado a plantear ser madre soltera sin la necesidad de la presencia física de un hombre. De ahí que años atrás, ya se me había pasado por la cabeza la idea de preservar mis óvulos por medio de la vitrificación, con el fin de poder usarlos en un futuro y unirlos a los espermatozoides de algún donante anónimo.


Afortunadamente, la ciencia ha mejorado mucho los últimos años. Por ello, considero que la congelación de óvulos a tiempo es una excelente innovación científica que permite a la mujer ser la dueña de sus elecciones sobre su maternidad.


En fin, me animé y me decidí a hacerme el test de reserva ovárica para conocer mi nivel de fertilidad. Lo primero que hice, fue llamar al teléfono gratuito 900847300. Me tomaron mis datos personales y me dieron cita para tal día.


Llegó el día de la consulta. Fui sola. Nada más entrar, me quedé impresionada por la decoración en tonos plata y el estilo minimalista de la clínica.


En el mostrador me tomaron los datos, me preguntaron sobre mi estado civil, hasta ahí lo consideré todo normal. Hasta que me extrañé de que me hicieran firmar una serie de documentos sobre la cesión de datos para el laboratorio. Los firmé sin conocimiento, no sabía muy bien de qué se trataban. Me lo explicaron por encima sin entrar mucho en detalle. Me quedé igual.


Pasé a la sala de espera, me llamó la atención los cómodos sillones negros y los grandes cuadros coloristas que representaban el cuerpo de la mujer de forma abstracta.

Me percaté de que la larga espera incitaba al consumo de máquinas expendedoras. Por otro lado, entre la exposición de folletos publicitarios sobre la maternidad y los caramelos envueltos con el logotipo de la clínica, percibí que el marketing estaba asegurado.


Entré a un cuarto pequeñito donde la enfermera me atendió amablemente.


La prueba consistía en un sencillo análisis de sangre que daría como resultado un indicador que permitiría saber en qué momento fértil me encontraba.



Como ya me había hecho varios análisis recientemente, no estaba nerviosa. Me lo tomé como un análisis más, no era consciente de que este análisis no era uno más, ese análisis era decisivo.


Finalizada la extracción de sangre, lleve a mi sobrina al parque. Verla reír, correr y disfrutar del parque, me ayudó a despejar mi mente.


Tenía que esperar dos semanas para obtener los resultados, y volver a la clínica para hacerme una exploración ginecológica, (la cuál está incluida dentro de la campaña, por tanto es completamente gratuita).


P.D.: Aquí puedes consultar tu clínica más cercana para acudir a IVI.


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