Seguí al pie de la letra las instrucciones, me hice dos veces los análisis de sangre, y volví a tener mi menstruación de nuevo gracias a las pastillas hormonales. Sin embargo, la revelación de la ginecóloga me dejó desconcertada. Tenía dudas. Pensaba: ¿pero cómo puede tener la doctora esa certeza y seguridad? No me lo podía creer. Dentro de mí tenía la esperanza de que eso no fuese cierto, no quería ver la realidad, me negaba a verla.
Un día de verano, por casualidades de la vida, coincidí con un artículo de la web Yass que me llamó la atención más de lo habitual. Se trataba sobre el test gratuito de reserva ovárica para conocer el nivel de fertilidad.
Pensaba que si los resultados del test eran favorables, podría congelar mis óvulos y utilizarlos en un futuro cuando los necesitase, porque era consciente que precisamente ese momento de mi vida no era el adecuado, ni el más oportuno para tener críos. En esta decisión, evidentemente influía en cierta parte la predicción reveladora de mi ginecóloga.
Estaba con la mosca detrás de la oreja, pensando y dándole vueltas al tema. Así que me planteé probar y hacerme el test. Pensaba que por probar no perdía nada, total era gratis. ¡Ayyyyy! Era una ignorante, una ilusa.
A mi entender, el test de reserva ovárica es una estupenda campaña para que las mujeres tomen conciencia y reflexionen sobre la importancia de planificar la maternidad. De esta manera, podrán saber a lo que enfrentarse, anticiparse a hechos trágicos y prevenir la planificación sobre su maternidad dentro de sus posibilidades cómo lo deseen y les plazca; y encima al ser gratuita, permite estar al alcance de todas.
Desde aquí, quiero hacer un llamamiento para que todas las mujeres se hagan este test y sepan a lo que atenerse con respecto a su fertilidad.
Las mujeres actualmente retrasan su deseo de la maternidad hasta una vez cumplidos los 40 años, y tengan estabilidad en sus vidas, tanto en el plano social y profesional como en el físico y personal. En mi opinión, es sobre todo por culpa de esta maldita crisis económica, por no tener un trabajo estable que nos permita una estabilidad, por no poseer nuestra propia vivienda, y por tener que depender de los abuelitos.
Los tiempos han cambiado, y con ello la mentalidad de las personas. Antiguamente, si una mujer tenía hijos a los 30 años se le consideraba mayor. Hoy, en España una mujer que espera a los 30 para ser madre, es lo más normal del mundo. No obstante, vivimos en una sociedad en la que si a los 35 años no tienes hijos, ya te están diciendo expresiones estúpidas como: ¡Qué se te va a pasar el arroz!”, o “¿cuándo vas a encargar por niños? (como si los bebés estuviesen de exposición en el supermercado). ¿Por qué la gente es tan cotilla y tiene que meterse en la vida de los demás? Esto se denomina "presión social".
¡DÉJENME TRANQUILA Y RESPETEN QUE SEA YO QUIEN DECIDA QUÉ HACER CON MI VIDA, CON MI CUERPO, CUÁNDO Y CÓMO!
P.D.: Me gustaría agradecer tanto a la web Yass como a la periodista Rocío Zarzalejos, la publicación de dicho artículo. El simple hecho de haberlo leído me iluminó y me ayudó a encaminarme hacia el camino que debía seguir. Aunque el resultado no fuese el esperado.
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