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Carta de una paciente a su desconocida donante

Actualizado: 12 abr 2021

A tres semanas de subir al avión que, tras 35 horas de viaje, me llevará a Alicante (España), me gustaría compartir con vosotros una carta dedicada a mi maravillosa donante.


Querida donante, mi ángel de la guarda,


Últimamente he estado pensando en ti, mi desinteresada y maravillosa donante. Sin ti, no tendría la increíble oportunidad de viajar a tu hermoso país desde Nueva Zelanda y cumplir mi sueño más deseado que es convertirme en mamá. Al escribirte esta carta siento que mi corazón está a punto de estallar, es una mezcla de emociones, lágrimas de alegría y una gran excitación ante el viaje que me espera.


Todavía me resulta difícil creer que esto realmente esté ocurriendo, sobre todo el momento en que dijiste que ¡SÍ!... ¿Tienes idea de lo que esto significa? Para mí y para mi madre. No hay palabras que puedan expresar mi gratitud, ni mi emoción, mi absoluta admiración por tu regalo, ese regalo que estará siempre presente de muchas formas.


A pesar de que nunca nos conoceremos... ¡quiero hacerte esta promesa!


Amaré a mi hijo más que a mi vida, le daré el mundo entero, no en cuanto a posesiones sino a través de la naturaleza, la amabilidad, la comprensión y lo más importante, ¡el amor! Mi hijo siempre sabrá de dónde vino y lo especial que es. Protegeré a mi hijo hasta mi último aliento. Seré comprensiva y haré todo lo posible por ver el mundo a través de sus ojos, para reír y jugar con él tanto como pueda. Le diré que lo amo cada mañana cuando se despierte y cada noche cuando lo lleve a la cama. Le hablaré sobre ti y sobre este maravilloso viaje, será nuestro propio cuento de hadas. ¡Te conoceré a través de mi hijo y te daré las gracias cada día manteniendo esta promesa!


Durante muchos años me he sentido sola, sin encajar en ningún sitio. Preguntándome cuál es mi propósito en la vida y si alguna vez tendría la suerte de tener mi propio hijo. Durante muchos años mi corazón se ha ido rompiendo lentamente y en el más absoluto de los secretos, mientras veía a toda mi familia y amigos tener hijos. Ser tía es mágico, especialmente esa parte en la que mimas a tus sobrinas y sobrinos con juegos y caramelos antes de devolvérselos a sus padres. Comprar los juguetes más escandalosos posibles para ser alocada y divertida, simplemente porque puedo hacerlo. Sin embargo, el dolor todavía está ahí, el vacío se hace más grande mientras las lágrimas recorren mis mejillas cada noche cuando me acuesto en mi cama en silencio. Navidad, Pascua, el Día de la Madre y los cumpleaños se cobran el peaje de haberlos pasado en soledad. La emoción en las caras de los niños en los centros comerciales, en la televisión y en las redes sociales, me encoje el corazón y entristece mi alma, y aun así me aseguro de que nadie se dé cuenta enmascarando el dolor y el vacío con una sonrisa forzada mientras sigo adelante.


Gracias a tu generosidad tengo la oportunidad de llenar este vacío, de tener finalmente un propósito y de poder estar orgullosa de mi mayor logro que es vivir, no simplemente existir. Jugar bajo el sol, cantar como si no hubiera nadie cerca, oler las flores, caminar descalza por la arena, sentir el sol en la cara y el viento atravesando mi pelo con un niño a mi lado, un niño que sea mío porque lo más importante es que finalmente voy a ¡ser mamá!


Como final para esta misiva a una desconocida a la que nunca conoceré, pero que siempre tendrá un lugar muy especial en mi corazón:


¡¡Muchas gracias!! Gracias por este maravilloso regalo. Gracias desde lo más hondo de mi corazón, gracias a la luna, al universo y a ti de nuevo, hasta te doy las gracias con un millón de emanems M&M (¡Qué son un montón!)




Mis deseos más afectuosos y un millón de besos,


Una futura mami.





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