Las redes sociales se han convertido en imprescindibles en nuestras vidas, allí nos desahogamos, nos comunicamos y nos informamos. Se ha convertido en un escaparate de caras sonrientes, cuerpos perfectos, ropa a la moda y un sinfín de actividades donde todo el mundo parece ser feliz.
Pero no todo es tan bonito como lo pintan. El abuso de las redes sociales es un fenómeno preocupante en algunos casos, así como la sobreexposición que los padres hacen hoy en día de sus hijos
en las redes.
CAMBIANDO DE TEMA:
El bebé de Gillian Brockell nació muerto. Tras esta terrible experiencia, esta mujer estadounidense ha seguido recibiendo en sus perfiles de redes sociales, publicidad relacionada con bebés. Rota de dolor, decidió enviar una carta implorando que dejaran de bombardearla con ese tipo de anuncios.
"Por favor, empresas de tecnología, se lo imploro: si son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que he dado a luz, entonces seguramente son lo suficientemente inteligentes para darse cuenta de que mi bebé murió", escribió Brokell a las plataformas digitales.
Asegura que alertó de sus extrañas contracciones, y que tras tres días de silencio para una usuaria frecuente, regreso a su actividad normal en redes con palabras clave como "corazón roto", "problema" o "muerte fetal", "¿y los emoticonos de lloros de mis amigos?, ¿tampoco pudieron rastrear eso?", se preguntó.
Lo cierto es, que su súplica ha tenido efectos inmediatos. Las plataformas se han comprometido en mejorar sus algoritmos. De hecho, desde Facebook le dieron pistas enseguida, de cómo bloquear ciertas temáticas en sus perfiles personales.
Hubo un tiempo, en el que yo también me sentí como Gillian. Me aborrecía ver imágenes de bebés por todos los lados, me daba asco, tirria. También llegué al punto de pedirle a Facebook, que no volviese a mostrarme anuncios que hicieran referencia a niños, me hacía daño.
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