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Carta a mamá desde el útero


Querida mamá…


Esa paz que respiras cuando te quedas embelesada acariciando esas montañitas que formo en tu barriga, esa felicidad que tienes en esos momentos cuando estás pensándome, visualizándome… es algo maravilloso que no te puedo explicar, pero lo siento en todo mi cuerpo y lo guardo como un tesoro en mis células. No sé donde termina mi cuerpo y dónde empieza el tuyo. Sé que me amas, que quieres lo mejor para mi, sé que a veces tienes miedo de que algo no vaya bien en algún momento, que no salga todo como esperabas, pero ¿sabes?, tú eres la mejor madre que yo pueda tener, pase lo que pase quiero que siempre recuerdes los momentos de paz que tienes cuando me piensas y nos vinculamos.


No te sientas culpable por nada, sigue tu instinto, no hagas caso a los miles de consejos que te dan por ahí sin tú ni siquiera pedirlos. Me da igual que me compres un carrito de última moda o que me pintes la habitación de colores, me da igual lo que te recomiende la vecina del quinto o lo que digan los manuales para criar niños, quiero decirte que cuando yo salga de tu útero, lo único que deseo es estar pegadito a ti todo el tiempo, que sigas siendo mi mundo como lo eres ahora, que me acaricies, me abraces, me hables bajito y me cantes, dormirme sintiendo tu calor y el ritmo de tu respiración, igual que lo siento ahora dentro de ti, pero sobre todo quiero que estés feliz disfrutando de nuestro vínculo.


No te entristezcas con los discursos de gente que te etiqueta como buena o mala madre, eres MI MADRE, esa gente no se ha enterado que mi mundo eres tú. Si no puedes tener el parto que deseabas tener, si por cualquier circunstancia no puedes darme el pecho, si algo se complica, si a veces todo se te hace cuesta arriba, si crees que en algo has metido la pata… pase lo que pase siempre te querré. No quiero que sufras nunca culpándote por cosas que crees que podrías haber hecho mejor, estaré dispuesto a seguir recibiendo todo tu amor como siempre, no necesito una madre abnegada, sino una madre feliz, para que gocemos juntos de cada minuto de nuestra preciosa historia.

A veces lloraré porque no podré expresarme de otra forma cuando necesite algo, a veces no sabrás qué me pasa, pero cuando me ponga muy nervioso no dejes que los demás se metan en nuestras vidas, ni que te digan lo que tienes que hacer conmigo, porque tú vas a saber mejor que nadie lo que es mejor para mi, tienes una sabiduría escrita en tu cuerpo, síguela, si te agobian los demás diles que te dejen tranquila. Si lo crees conveniente quédate a solas conmigo o con quien tú desees que esté con nosotros, tú y yo, tranquilitos, nada me calmará más que eso, disfrutaré de tus caricias, de tu piel, de tu voz suave, de que sigas sintiéndome como lo haces ahora cuando te embelesas tocándome a través de tu tripa. Da igual que el embarazo sea fruto de reproducción asistida, incluso si el óvulo es de de alguien que te lo ha donado, eso no me importa nada, nos comunicamos igual, tú eres la que orquestas, organizas y moldeas la información que tengo en mis genes, y mis células también te hablan, muchas quedarán por siempre impregnadas en tu cuerpo. Cambiará tu cuerpo, tu cerebro, tu forma de ver el mundo, aunque habrá quienes no te entiendan, no dejes que los demás te digan cómo tienes que sentir o cómo cuidarme, ya lo sabemos nosotros, porque ya tenemos nuestra comunicación única y especial. No permitas que te engañen, que te arrebaten tu instinto, tu intuición o como queramos llamar a esta sabiduría que está escrita en lo más profundo de nuestros cuerpos desde tiempos inmemoriales, no tengas miedo a nada mamá, sabrás adueñarte de cada uno de nuestros momentos, sabrás hacerlo mejor que nadie. Más allá de todo cuanto pueda suceder, cuando no hay miedo, el amor fluye, nuestros cuerpos ya lo saben, saben que nada es tan poderoso ni tan grande como el amor.

Te quiero mamá.

Tu hijo, desde tu útero.


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